El secado al aire libre, donde los productos se exponen directamente al sol colocándolos sobre el suelo, es uno de los usos más antiguos de la energía solar y es aún uno de los procesos agrícolas más utilizado en nuestro país y en muchos países del mundo. Este procedimiento es de muy bajo costo pero puede producir fuertes mermas ocasionadas por las lluvias durante el proceso de secado y el ataque de insectos y animales. Por otro lado, la calidad del producto se ve afectada por la contaminación de polvos e insectos. En las regiones industrializadas el bajo costo del combustible permitió hace varias décadas el desarrollo de procesos de secado artificial en gran escala basados en el uso de combustibles.

El proceso de secado puede ser aplicado a todo tipo de alimentos, desde vegetales y hortalizas hasta carnes y pescados, pasando por frutas, especias y hierbas aromáticas.

Todo el conjunto está fabricado en aluminio, material fácilmente reciclable, y pintado exteriormente de color negro para favorecer el calentamiento.
El secador solar no se emplea únicamente en el campo sino también en algunos hogares, esto se debe a que la desecación es uno de los métodos más antiguos de conservación de alimentos; son muchos los individuos que optan por retirar el agua que estos alimentos contienen para evitar la putrefacción y pérdida de los mismos.
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